Ronald Espinosa

Por José Aurelio Paz (Actualizado 26 de junio de 2008, 10:00 am)

En ese sentido de exageración que nos sofoca desde una identidad muy particular, la voluptuosidad, como fenómeno visual, marca al cubano. Somos pantagruélicos por vocación y esencia. Comemos más con los ojos que con la boca. La gula es nuestro mayor pecado. Y eso parece conocerlo, perfectamente, el artista de la plástica Ronald Espinosa, cuando nos presenta ahora, desde la galería de arte Raúl Martínez, su exposición personal Se formó la gorda otra vez.

La muestra asombra, de manera grata, por varias razones. Primero, porque cuando uno tiene la posibilidad de intercambiar de tú a tú con su autor —no para que explique la obra, sino para conocer al ser humano que está detrás de cada pincelazo—, se da cuenta de que la exposición bien pudo llamarse Se formó el gordo otra vez.

Y aunque él no lo es tanto como sus “modelos” y, como decía mi abuela, “con el tiempo y un ganchito” solo se sabrá si su obra lograra quedar atrapada en el tamiz de la permanencia, al menos resulta un encantador comunicador con un ingrediente esencial, que casi es elemento deficitario en el arte cubano actual: la humildad.

Segundo, porque con su muy personal expresividad plástica, consigue combinar dos elementos consustanciales a cómo y quiénes somos: la jovialidad y el color. La única protagonista de sus cuadros en la presente propuesta es una gorda; pero una gorda distinta. A contrapelo de esa cancioncilla discriminatoria y burlesca de la música bailable cubana que habla de una sin sentimiento, las suyas son una convocatoria a la ternura, de manera que, en su trazado, Ronald no le da valor figurativo a manos y pies, dos elementos tan materiales y definitorios históricamente en la pintura, para hacer que sus queridas gorditas vuelen, que sean una especie de hadas redentoras que vienen con su aparente ingenuidad a jugar, pero a la vez a convocarnos, desde sus meditabundos rostros marcados por cierta nostalgia infantil, a que nos salvemos de nosotros mismos, en esa autofagia social que a veces padecemos, cuando el entorno pierde su trazado de plaza democrática y fraternal, y armamos un equipo de “todos contra todos”.

Es esa la razón por la cual quiero tomarme licencia —amén de romper con los cánones de la estética en cuanto a que toda crítica que se respete debe tener en cuenta la relación forma-concepto como el equilibrio expresivo entre lo físico y lo inmaterial— para detenerme, con más precisión, en lo que quiere decir su autor más que lo que pinta, y olvidarme un poco del buen manejo del acrílico, de ciertas influencias y convergencias, de apropiaciones y recreación de cuadros famosos, y hasta de esos ocres como retablo y esas evidentes y bien trabajadas texturas, para ir, de manera expresa, a la intertextualidad que logra —tomando en préstamo este término propio de la literatura— con su muy particular harén cubano.

De modo que, gordas por medio como pretexto, tipifica figuras sociales como la muchacha que, cargada con sus aspiraciones más inmediatas y tangibles, viaja en algo tan tremendamente cotidiano como un bicitaxi; la novia del viejo turista con su cara de obstinamiento; la que yace derrumbada junto al zoológico actual de enceres domésticos; aquella que toca el chelo con la escoba y hasta la “etérea”; esa que hace música con su violín en lugar tan poco común y “púdico” como una tasa sanitaria. Provocación del artista al diálogo con uno mismo, y donde llama la atención la referencia fálica, como leit motiv, que disfraza en uno de los senos de cada una de sus coristas, con aire de pierrots, que destilan cierto desamparo.

Sin lugar a dudas, el artista, tan a tono con estos tiempos de defensa de la diversidad como respeto al otro o a la otra, en todos sus aspectos, une, quizá sin proponérselo —y sean estas solo especulaciones del crítico o que se salieron a él del alma sin proponérselo—, referencia visual de que los fenómenos planteados no son privativos de género, sino que tocan y agreden a todos por igual, cuando denuncia, aprovechando el elemento circense para camuflar una fina ironía bajo una supuesta candidez, esas pequeñas alimañas que pasan a nuestro lado diariamente y casi nunca vemos, porque ya las hemos incorporado al paisaje visual del ramplón diarismo, la desidia, el desgano y la permisión malsana.

Entonces podemos afirmar que estamos ante un producto artístico marcado falsamente por la inocencia y sí por la denuncia desde los afectos; aunque, a ojo de buey, parezca que sus cuadros se sofocan por ciertos aires landaluzianos, cuando, en realidad, aluden más a aquellas exageradas cenas lezamianas, que el elemento filosófico viene dado por conceptos contrapuestos que, en lugar de negarse, se complementan. Así lo grotesco desaparece bajo el divertimento y, en la aparente sencillez, está lo complejo, como en lo más visible y rústico pueda habitar lo eterno.

¡El asunto está en verlo!; porque el arte, por definición, no puede atraparse en las falsas redes de lo funcional, y cuando decretamos “tiene que ser así, o asao…” lo estamos matando de manera letal.

Einstein decía una verdad del tamaño de un grano de maíz, donde cabe toda esa gloria de la que hablaba el Maestro: “No entiendes realmente algo, a menos que no seas capaz de explicárselo a tu abuela.” Y Ronald, en este sentido, ha hallado en sus gorditas, nada candorosas, la mitad del camino. La otra, tendrá que pelearla frente a los burócratas del arte que jamás logran ver más allá de sus coloreadas narices. Cabe decir entonces: “espinoso” este Espinosa que, con esta redonda confabulación de la vida, nos muestra a simple vista la grasa, pero cala hasta el hueso.

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Por Anubis Galardy Prensa Latina

La Habana, 30 jun (PL) Son rollizas y opulentas aunque a mucho menor escala que las gordas del colombiano Fernando Botero, y por sus venas corre sangre de la más pura estirpe tropical, caribeña.
Las trajo al mundo el pintor habanero Ronald Espinosa, un economista de profesión que decidió andar por los caminos de la plástica y aprendió solo los secretos y el andamiaje técnico de un arte del cual se apropió por inspiración y voluntad propias.
Hay que verlas reunidas en la exposición bajo el título de “Se formó la gorda otra vez” para percibir cuánto disfrutó el artista y cuánto placer estético puso a la hora de dotarlas de un alma.
A diferencia de Botero –de silueta fina y austera-, Espinosa tiene algunos kilogramos de más, pero lleva su sobrepeso con buen talante y regocijo, sazonado con una sonrisa contagiosa.
Siempre me atrajeron las mujeres de forma voluminosa, dijo en una reciente entrevista. Siempre miré con simpatía a las gordas, me parecen graciosas, alegres, dulces, acariciables, dúctiles.
Ellas están vivas en los cuadros y respiran a su aire, libres de complejos; visten el tutú de las bailarinas clásicas cual sílfides o willis dispuestas a dejar la huella menuda de sus pies en la penumbra de cualquier bosque mágico.
Se mueven entre la música y la danza, tocan el violín o se tienden lánguidamente sobre un piano al estilo de las vampiresas de la realidad que el cine ha fijado en la retina de tantos cinéfilos.
Espinosa las hace desfilar por las calles habaneras en un bicitaxi, un viaje pictórico al que titula Tracción turística. También las imagina en el circo o emulando con las majas de Goya, desde otra perspectiva y en un ámbito distinto, el de la ciudad antigua.
Los cuadros de este artista autodidacta destilan humor e ironía con sus musas de rolliza opulencia y curvas definidas, rodeadas de objetos de la vida diaria o tocando, por ejemplo, el violín en una taza sanitaria.
Hay ramalazos de Marc Chagall en la creación de esos efectos contrastantes, esos personajes que ejecutan acciones insólitas, con un toque de magia.
Las gordas cubanas, son, sin dudas, primas hermanas de las de Botero, tienen genes similares, pero a diferencia de aquellas –a menudo indolentes y de mirada errabunda- las criollas son voluptuosas, dispuestas a extraerle el máximo partido a la vida.
Habitan en el paraíso terrenal, surgido de la explosión de colores cálidos, trepidantes, que Espinosa creó para ellas con un guiño cómplice.

Por: Racso Pérez Morejón. viernes, 09 de enero de 2009

Ronald no es un creador desatinado por el humor, ni saturado de él sino sumergido en esa cualidad que nos compete como sustancia de amplísima potencialidad para legitimar un lenguaje simbólico y metafórico.


Si no se hubiera apropiado de la voluptuosidad del cuerpo femenino como frontera a partir de la cual fijar el itinerario creacional de su última etapa, Ronald Espinosa (La Habana, 1961), habría formado la gorda igual; va en su carácter, en su ánimo y en su calidad de vida; proporcionando al choteo ese particular enfoque de cubano nato, el de los gestos exasperados en las conversaciones, el que le saca filo al más mínimo detalle del contorno —el de las gordas, dicho sea de paso—aquel que en su risa expresa toda la simpatía con que corresponde al difícil arte de coexistir para el arte.
El síntoma de lo cubano manifiesto no en el sentido burlesco del choteo, sino en el mirarnos, pensarnos y reírnos de nosotros mismos, despojados del parentesco peyorativo con la mofa como ingrediente del ajiaco, esa pócima donde nos cuece en su descomunal concepción de lo cubano, don Fernando Ortiz.
Una invitación a la risa que no deprava porque no se presenta con fracturas, ni rígida; sino que matiza el tono circunspecto y grávido que la vida nos impone. Al fin y al cabo la risa, arrebato de la sangre, como gustó adjetivarla Cintio Vitier precisamente en su imprescindible Lo cubano en la poesía, es otra extremidad de ese ser social que somos y nos pertenece por idiosincrasia. Reír o no reír, esa es la cuestión, es decir ese es el patrón, que nos presenta Ronald con esta sugerente exposición de acrílicos sobre lienzo. Nuestra risa es vernácula, él lo sabe, en consecuencia hace potable la comunicación con sus semejantes y ese es precisamente uno de los sentidos, el per se de Ronald Espinosa y su obra, hilvanar despojos de la realidad que ha ido con-figurando nuestra sobre vivencia más inmediata, esa conjunción entre realidad e interpretación que desbordan los personajes re-creados por este ¿humorista?; personajes de una candidez performática que se asumen plenos en el escenario que les ha correspondido, a todo riesgo, y en ello se trasluce la identificación con el público, un diálogo alegórico que se infiltra y nos advierte la súbita lealtad que oferta el artista.
En una valoración reminiscente, después de haber reído con las imágenes en cuestión, no puedo menos que recordar a mi hermana, a Gemma y su Gemita y a Vivian que de tanto transitar por lo lípidos terminó en el carbohidrato –se hizo panadera-, todas gordas, evocación de entrañables personas que se juntan unas a otras, con una lata y un palo, con-trabajo o asediadas por una musa inoportuna y por eso no me matan y que por emotivas que resultan hacen su tránsito a partir, no del pincel y del lienzo, sino del substrato subliminal que in-corpora, como un juego muy serio, el creador a su realidad, realidad que le oprime la sien haciéndole saltar la pro-vocación que nos sugiere a partir de retablos sociales que como estampas pictóricas resuman sus cuadros.
Ronald no es un creador desatinado por el humor, ni saturado de él sino sumergido en esa cualidad que nos compete como sustancia de amplísima potencialidad para legitimar ese lenguaje simbólico y metafórico al que hace referencia Tony Piñera en sus palabras al catálogo de la muestra «Se formó la GORDA otra vez»; una proximidad nada desdeñable de este pintor autodidacta con el sentido deleitoso que encontramos en la poesía sí, como también nos advierte Cintio, el testimonio poético no admite separaciones en la viviente unidad del acto creador, es una manera efectiva y afectiva para no dejar de ser y licenciar nuestras voluntades en el reconocimiento lícito de la diferencia corpórea y conductual que se forma, otra vez, «con las gordas».
Porque, más que obesas y rollizas bailarinas, violinistas o sensuales sílfides, hay una inexcusable mirada que atender, un llamado a la atención sobre circunstancias concretas a las que dirigir la prestancia del espectador, a los sueños y resquemores del cotidiano andar por nuestras calles, dentro de nuestras casas y, por si fuera poco y como amalgama, dentro de nosotros mismos: pausar y pautar la tolerancia para reenfocarla hacia la convivencia como espacio desde donde proyectarnos, una reflexión válida desde cualquier tablado, sea un bicitaxi, la cama presta o el servicio sanitario.
Ronald Espinosa lo percibe, lo echa a ver y lo expresa mejor en la cadencia y unicidad de sus acrílicos, en el retruécano de las miradas de sus criaturas, en la inocencia aparente con que nos presenta los gestos y actos que ellos interpretan, en el desenfado con que se instalan en sus espacios y donde parecen decirnos de soslayo: mírenme, danzo, paseo, toco el con-trabajo, me obstino, defeco y toco mi violín porque se formó la GORDA otra vez.

Racso Pérez Morejón
Casa de la Poesía

Por RAFAEL GRILLO


“El rapto de las mulatas en tiempos de SIDA” es una de las piezas que Ronald Espinosa exhibe ahora en la Casa de la Poesía.

Cuando el humanista Erasmo escribió en la vieja Rótterdam un Elogio de la locura, no lo haría para consagrar encomios a la aberración mental sino con la mira en forjar sarcasmos contra el dogma disfrazado de autoridad de la razón. Asimismo, el pintor Ronald Espinosa no pretende con sus cuadros actuales regalar alabanzas a la obesidad, esa desmesura física que los doctores modernos hasta tildan de "epidemia".
Su intención es más bien forzarnos a recordar ese lema del "respeto a la diferencia" y prestar atención a que las gorditas y gorditos también tienen ilusiones, sentimientos y sueños: su "corazoncito", vaya, pues son tan humanos como cualquiera.
En Se formó la GORDA otra vez, la exposición que inauguró Ronald en la Casa de la Poesía del Centro Histórico de La Habana, tampoco hay porqué que advertir un elogio sensual a las carnes frondosas, ni una fijación erótica con las mujeres rollizas, tal como sí pasa en las pinturas de Rubens, aquel flamenco obsesionado con los volúmenes de su esposa.
Aunque sí, el artista cubano reconoce que "para gustos, colores"; y como habrá siempre quien disfrute las gracias de una masa abundante, no niega razones para el deleite en la contemplación de la simpática y tierna regordeta que protagoniza todos sus lienzos.
BOTERO Y YO: LA DIFERENCIA
Tal vez la comparación con un famoso icono contemporáneo, las gordas de Francisco Botero, sea lo que más ayude a acercarse al sentido justo de las anécdotas que Espinosa colorea con el uso de acrílicos.
El pintor colombiano introdujo a los corpulentos en el mapa estético de la contemporaneidad, justo en la era del encantamiento con la belleza estilizada de las estrellas del cine y de la moda. Pero si miramos detenidamente sus cuadros, enseguida notamos que en la expresión de sus personajes subyace un "no se qué" de angustia, de inconformidad consigo mismos; por completo ausente, sin embargo, en la pintura del cubano.
La gordita de Ronald no posee demasiada conciencia de sus límites físicos, y así: se sueña sílfide en la escena de un ballet, maga del equilibrio en la arena del circo, intérprete de violín y del contrabajo, o cadera ideal para partirse en la rumba. Ese desprejuicio, despreocupación o desparpajo de su "chica terremoto", nos da una clave: aquí hay algo de caricatura, un toque de broma, que no llega al mordisco de la sátira
Esta impresión se refuerza con la de otros cuadros, esos en los que la protagonista parece haber caído abruptamente del terreno verde de su imaginación hacia el solar yermo de la vida cotidiana. Entonces, se le ve al timón de una bicitaxi, acongojada por "el silencio de los calderos", traficando sus naturales encantos con sexagenarios llegados del Viejo Mundo en busca de nuevas emociones, o fungiendo como posadera de un rent a room particular; o sea, en las funciones comunes que el habla de la calle designa como "la lucha".
¡Y bien que se adapta la fornida a la realidad: energía, habilidades y sonrisas no le faltan, como una cubana más! De modo que la cuestión está resuelta: Espinosa es un hermeneuta de "la cubanidad", un pintor de las esencias y apariencias del ser nativo de la Isla Grande; es retratista, paisajista y narrador a la vez, de historias que transcurren en el alma y las circunstancias de nosotros, los cubanos…
UN RAPTO CON RONALD
Ronald es tan alegre como los colores de sus pinturas, e igual de eso que los cubanos llamamos "vivo". En la Casa de la Poesía no se restringió a colgar sus cuadros, sino que literalmente "armó la gorda".
Él formó la rifa con una obra suya; y vistió con tutú y alitas a la gruesa jovencita Daylín Domínguez, egresada de la Escuela de Instructores de Arte, para que bailara bajo los compases de Ernesto Lecuona. Llenó aquello de familiares, amigos y amantes del arte, con los que profusamente se retrató y brindó a copas repletas del agradable tinto Soroa, vino de producción nacional.
Ronald Espinosa Nieto nació en La Habana de 1961 y se graduó de Licenciatura en Economía en La Habana de 1991. Por los años duros de mediados los 90, debió sacar juicioso las cuentas, convencerse de que se le daba bien aquello de "hacer dibujitos", y decidir el cambio del bolígrafo por el pincel. Expuso por primera vez en una colectiva en 1994; y su primera muestra personal le llegó en 1998, que se tituló ¿Naif?
De entonces acá ha llovido por más de una década y su pintura ha circulado ya por muchas galerías de Cuba y disímiles puntos del orbe: México, Guadalupe, Jamaica, España. Desde que descubrió —o inventó— "su gorda" cubanísima por estos años del Nuevo Milenio, "le ha sacado el kilo", mostrándola en varias exposiciones.
Como la mayoría de los pintores que en Cuba se hacen así mismos y no en academias de arte, Ronald Espinosa no ha gastado su tiempo en disquisiciones conceptualistas y sí en aprender a fondo las mañas del oficio. Por esto es que en su estilo resalta el equilibrio en la composición, un dibujo pulcro y el manejo diestro de la paleta para conseguir el tono de color que requiere la "atmósfera" del cuadro.
Sus representaciones pictóricas nos revelan una vocación de cuentacuentos, la de alguien que "relata", más que describir una situación. Y como signo ejemplar de la "actualidad" o "posmodernidad" de su obra, a cada rato Ronald apela al homenaje o cita, con la evocación consciente a piezas clásicas de la tradición cubana y universal.
Un caso típico, expuesto ahora en Se formó la GORDA otra vez, es "El rapto de las mulatas en tiempos de SIDA". Lástima que por sus dimensiones —80 x 60 cm, menores a la que exigía la curaduría—, esta pintura no haya entrado en El rapto en la pupila, una exposición reciente del Centro Hispanoamericano de Cultura, que conmemoró la inmarcesible creación de Carlos Enríquez.
En esta versión a lo Ronald Espinosa, se nos divierte con la imagen de unos caballos de frágiles extremidades, llevando encima a guajiros y hercúleas morenas, a punto de reventarse, abrumados por la carga pesada.
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Fuente: EXCLUSIVO, 19/01/09

Nombre: Ronaldo de Jesús Espinosa Nieto [ Ronald ]
Fecha de nacimiento: 7 de Diciembre de 1961
Lugar de nacimiento: Ciudad Habana. Cuba
Estudios Realizados: Licenciatura en Economía (Universidad Habana, 1991)
Formación Artística: Autodidacta
Miembro del Fondo Cubano de Bienes Culturales



Exposiciones Personales

2009
• V bienal de las Artes y la Salud Mental. A la mujer por sus derechos. Se formó la Gorda. (También las GORDAS van al cielo). Unión Latina. Habana Vieja. Cuba.
• Se formó la Gorda por la Semana de la Cultura. Dirección Municipal de Cultura San Miguel del Padrón.
• Se formó la GORDA otra vez. Casa de la Poesía. Habana Vieja. Cuba.
2008
• Pa’atrás, pa‘coger impulso. Exposición Retrospectiva por los 10 Años de Vida Artística. Galería Municipal San Miguel del Padrón.
• Se formó la GORDA otra vez. Galería Provincial Raúl Martínez. Ciego de Ávila.
2007
• Identidad. Museo Municipal San Miguel del Padrón. Cuba.
2005
• Pe-S-cado Original. Galería Orígenes. Gran Teatro de la Habana. Cuba.
2004
• Bachata Gorda. Galería Carmen Montilla. Habana Vieja. Cuba.
2001
• Euterpe. Galería Orígenes. Gran Teatro de la Habana. Cuba.
2000
• Piajanolín. Galería de Arte San Miguel del Padrón. Ciudad de la Habana. Cuba.
1998
• Naif? Exposición por el 479 Aniversario de la Fundación de la Villa San Cristóbal de la Habana. Casa de la Trova Benny Moré. S.M.P. Ciudad de la Habana. Cuba.


Exposiciones Colectivas

2009
• I Salón de artes plásticas "ARTE VIDA". Galería de Arte San Miguel del Padrón.
• “Codo con Codo, Mano con Mano” Exposición Inaugural Proyecto Cultural Comunitario “Todas las Manos”. Centro Habana. Consejo Popular Comunitario Colón.
• Vuelo a la imaginación. Exposición de papalotes por el fin del verano. Galería de Arte Malecón.
• Ángeles y Demonios. Homenaje a Antonia Eiriz Galería de Arte San Miguel del Padrón.
• 16 Bienal Internacional de Humorismo Gráfico. San Antonio de los Baños.
• “Seguir la Huella” Galería Municipal San Miguel del Padrón.
2007
• II Salón de Artes Plásticas “ARTECO 2007”. Galería Wifredo Lam.
• Exposición virtual “Exposición de Artistas Latinos 2007” “Galería ARTEXPRESION”, .
• “La Magia de Combinar Texturas”. Galería Orígenes.
2006
• Salón Homenaje para una Imagen de Antonio Maceo. Centro de Estudios Antonio Maceo. Stgo. de Cuba.
• IX Bienal de la Habana. “Sabores y Lenguas”. Convento de San Francisco de Asís. Hab. Vieja. Cuba.
• III Salón Panorama 42. Galería Wifredo Lam.
• “Cinco siglos de ti, Habana”. 487 Aniv. Fundación Villa San Cristóbal de la Habana. G. Orígenes.
2005
• XI Salón de Arte Erótico. Galería Fayad Jamís. Alamar. Ciudad Habana.
• V Salón “Lo Africano en la Posmodernidad “. Galería Concha Ferrant. Guanabacoa. Cuba.
• V Bienal de Ilustraciones. Los Puentes. Galería Fayad Jamís. Alamar. Cuba.
• Salón Septiembre. Arte Erótico “ORO – EROS”. Galería Boyeros. Ciudad de la Habana. Cuba.
• Salón Playa ’05. Galería Servando Cabrera Moreno. Ciudad Habana. Cuba.
• II Salón “Panorama 42”. Galería Wifredo Lam. Ciudad de la Habana. Cuba.
• Exposición Internacional Arte Correo. REPUBLICA DE ARTISTAS. Galería Wifredo Lam. C. Habana. Cuba.
2004
• Primer Salón Wifredo Lam. Panorama 42.Galería Wilfredo Lam. Marianao. Ciudad Habana.
• La Plástica de San Miguel del Padrón en la Unidad Militar 5300.
• Gallery of West Indian Art. Jamaica.
2003
• Este es mi Premio. Museo Municipal San Miguel del Padrón. Ciudad de la Habana. Cuba.
• Concurso Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “PMA en Acción” 2004. Centro de Desarrollo de las Artes Visuales. Habana Vieja. Cuba.
2002
• De la Palabra a la Mancha. Librería Luis Melián. San Miguel del Padrón. Ciudad de la Habana. Cuba.
1999
• Galerie D’ Art Christian MAS. Isla Guadalupe.
• Concurso Infantil “Los Niños Crean”. Galería de Arte San Miguel del Padrón.
1994
• Lo Azul de Cuba. Cancún. México.



Premios

2009 Tercer premio. Primer Salón de Artes Plásticas ARTE VIDA. Galería de Arte San Miguel del Padrón.
2005 Mención Proyecto Socio- cultural por la vida. Otorgada en el Salón Septiembre de Arte Erótico.
2004 Premio otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro en el I Salón Panorama 42.

Reconocimientos

2009 Reconocimiento por la donación de una obra como premio en el Festival de Radio 2008.
2009 Reconocimiento por la participación como profesor y jurado de la exposición de arte en la IV Convención Internacional de Pintura y Manualidades, celebrada en Bogotá, Colombia.
2003 Reconocimiento dado por la Dirección Municipal de Cultura de San Miguel del Padrón por el aporte desinteresado de su obra al servicio de la comunidad.
2003 Obra finalista y seleccionada para ilustrar el Calendario del Concurso Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, PMA en acción 2004.
2001 Reconocimiento por la obra “Amiguitos por la Paz” donada al Círculo Infantil Osito Misha. Stgo de las Vegas.
1999 Reconocimiento por la participación de varias de sus obras en el Festival de las Naciones en España.


Eventos Internacionales

2009
• II Convención Internacional de Manualidades, Repostería y Pintura Venezolana. Ciudad de Lechería, Edo. Anzoategui.
• Primer encuentro de Arte Decorativo y Manualidades. MANUARD. Cochabamba, Bolivia.
• II Encuentro Internacional Arte y Color. ABAAD. La Paz, Bolivia.
• V Expo Manualidades Internacional. Asociación Trabajo, Paz y Sociedad. Lima, Perú.
• Cuarta Convención Internacional de Pintura y Manualidades. Fundación Colombiana de Pintura y
Manualidades. Bogotá D.C, Colombia.


Publicaciones

2009 Homo Sapiens 16 Bienal Internacional de Humor Gráfico
2009 Revista Arte y Color II Encuentro Internacional Arte y Color 2009
2009 Revista 4ta Convención Internacional de Pintura y Manualidades. Bogotá, Colombia.
2009 Revista Programa Cultural Oficina del Historiador de la Ciudad. Enero 2009.


Críticas y valoraciones sobre su obra

2009 Se formó la GORDA otra vez. Un detalle del contorno o arrebato de la carne. Crítica de Racso Peréz Morejón. Revista Opus Habana. (Versión digital)
2009 Elogio de la Gordura. Crítica de Rafael Grillo. Revista digital CubAhora y sitio del arte en Cuba, CUBARTE.
2008 Las gordas de Botero tienen parientas cercanas en Cuba. Crítica de Anubis Galardy. Prensa Latina.
2008 De la Grasa al Hueso. Crítica de José Aurelio Paz. Periódico el Invasor. Ciego de Ávila.
2004 Bachata Gorda. Comentario de Antonio Fernández Seoane para el programa de radio C.M.B.F. Radio Musical Nacional.


Otros

• Realización del cortometraje Se Formó la Gorda, para el programa de TV Arte Video del realizador Juder Laffita.2008
• Participación en el mural colectivo internacional “Homo Sapiens SOS”, en el parque del Humor de San Antonio de los Baños, en el marco de la XVI Bienal Internacional de Humorismo Gráfico, Cuba 2009.
• Obras suyas se comercializan a través del Fondo Cubano de Bienes Culturales en las Galerías "Víctor Manuel", "Forma", "Hotel Nacional de Cuba" y Galerías en Varadero.
• Imágenes de sus obras fueron llevadas a formar parte del Proyecto Arte en Casa, Natural Cuba y Cuba Bella de ARTEX.
• Reproducciones de sus obras se comercializan a través del grupo Génesis y del Fondo Cubano de Bienes Culturales.
• Realización de un documental sobre su vida y obra por Cubavisión Internacional, para el programa “Luz de Soñadores”. Año 2007.
• Obras suyas se reproducen en pullóveres y se comercializaron por ARTEYLLA en FIART 2007.
• Ha participado como profesor y jurado en eventos de artes plásticas nacionales e internacionales.
Obras suyas se encuentran en colecciones privadas en España, Francia, Italia, Estados Unidos, Canadá, Colombia, Perú, Bolivia y otros.

Año VIII
La Habana
del 20 al 26
de MARZO
de 2010







ENTREVISTA CON RONALD ESPINOSA
De La gorda y a escalera


Estrella Díaz • La Habana
Fotos: Imágenes cortesía del artista





A Ronald Espinosa siempre le gustó dibujar y tuvo dos ventajas: su madre siempre lo animó y frente a su casa vivía el pintor Ernesto González Puig: “ese mundo mágico de pinceles y el olor a trementina, me cautivó”, dice hoy al evocar aquellos primeros años en los que “soñaba con ser artista”.
Pero, la vida lo llevó por otros caminos: se graduó de Economía en la Universidad y al llegar la década de los 90 y con ella el llamado período especial, se colocó, definitivamente, en el camino del arte.
Ronald —quien es autodidacta— aseguró que en los dos últimos años siente que su carrera ha ascendido, en gran medida, gracias al personaje de “La gorda”, algo “que agradece”. No obstante, necesita “un cambio”, de ahí que para el mes de octubre en la Galería de Arte de Malecón, enclavada en el capitalino barrio del Vedado, expondrá una muestra titulada Una escalera grande y otra chiquita en la que, por primera vez, se acerca al difícil lenguaje de la abstracción.


“Uno puede ser versátil siempre y cuando se sea uno mismo; quiero aprovechar para sacar a la luz otra arista de mi trabajo que, aunque difiere, tiene puntos de contacto con lo hecho anteriormente. La serie de La gorda es muy figurativa y aunque la voy a dejar descansar, la retomaré en 2011-2012 cuando la asuma en una nueva colección con otras temáticas.”
Una escalera grande y otra chiquita es el título de la exposición, ¿jugarás con el icono de la escalera?
Más que todo se trata de una metáfora: me gusta trabajar con los títulos, con las palabras. “Una escalera grande y otra chiquita” es como una parábola que indica cómo en la vida uno tiene que valerse de muchas cosas para lograr las metas y, al mismo tiempo, deja establecido que puedo tener dos cuerdas: una grande y otra chiquita, y que ambas me pertenecen.
¿En esta nueva muestra trabajarás con texturas que es como imprimirle a la obra cierta tridimensionalidad?
Esto no es nuevo en mi obra; La gorda también tenía texturas y empastes. Ahora se trata de hacer un colage y emprender algo atípico, es decir, incorporo —por ejemplo— el polvo de ébano. Los tonos negros se van a lograr gracias a ese polvo que quedará como un barrido y, creo, tendrá un efecto muy interesante. El punto de contacto está en la utilización del mismo fondo de La gorda, los mismos tonos —más o menos—. Quiero aclarar que “La gorda” es siempre el mismo personaje que en cada cuadro va narrando una historia diferente.


Una escalara grande y otra chiquita al igual que La gorda, ¿contará historias?
Sí, pero como no será una obra figurativa, quizá, a primera vista dificulte el mensaje. Esa es una de las grandes ventajas de La gorda y creo que por eso ha alcanzado tanta popularidad. Los códigos que manejo, los disfrutan las abuelitas y también los niños entre ocho y diez años. Mi arte no es nada elitista, de hecho es muy popular.
¿Y los formatos van a seguir siendo los mismos?
No, van a cambiar. Cuando uno se mete en el mundo de la abstracción, siente que requiere más dimensión. Respeto mucho el abstraccionismo porque acercarse a él no es concebir garabatos ni mucho menos. No se trata de hacer una mancha cualquiera como algunos piensan. Se requiere un alto índice de síntesis. La exposición incluirá entre ocho y diez piezas, y serán superiores al metro y medio.
La gorda es como una estampa costumbrista claramente explícita que, incluso, se refuerza con el título, ¿el moverte hacia la abstracción no será un riesgo?, ¿llegarán los mensajes con claridad?
No deja de ser un riesgo y muy en el fondo tengo cierto temor de decepcionar a los seguidores de “La gordita” que, realmente, se ha hecho muy popular y hasta querida, algo que —sinceramente— no esperaba. Pero los riesgos hay que correrlos: quien no se atreve ni gana ni pierde y, seguro, se estanca.
¿Los tonos?
Siempre van a ser sobre los sienas y los ocres. La paleta no va a variar mucho; en este caso es un trabajo muy experimental, de mucha espontaneidad —a diferencia de La gorda que obliga a ser más consciente, a estudiar mucho, a hacer un profundo trabajo de mesa y tener una historia bien clara. En esta nueva etapa, lo que necesito es inspiración y por eso, probablemente, deseche más cuadros.


La gorda está llena de humor, ¿la cuerda va a cambiar?
Definitivamente va a cambiar y será una pintura más seria por lo profunda y estará a tono con los cánones del momento y cercana a lo que se está haciendo a nivel mundial en el terreno de las artes visuales. Pero, insisto, La gorda va a continuar, solo que se irá de vacaciones un tiempo.
El artista vive de su obra, ¿acaso no te duele desprenderte de alguna “Gorda”?
Muchísimo. Sobre todo, de las piezas que narran una historia y que marcan una época y que se convierten en una especie de crónica porque relata lo que va sucediendo a nuestro alrededor y eso duele, de verdad.
El año pasado participaste —en calidad de “Invitado de Honor”— en la IV Convención de Pintura Decorativa efectuada en Colombia y próximamente —en abril— se realizará la V Convención, ¿repites tu presencia?
Fui a Bogotá de la mano de La gorda. Aunque la voluptuosidad ha sido un recurso muy usado a lo largo de la historia del arte, existe el cliché de que las gordas son del pintor colombiano Fernando Botero. Llevé una muestra bastante completa de La gorda e impartí una conferencia. Ahora, me vuelven a invitar y lo que tengo en mente es ofrecer un taller de creación.
Luego de ir a Colombia, La gorda emprendió una suerte de gira internacional por Perú, Bolivia y Venezuela…
Estuvimos —y digo estuvimos porque yo la acompañé— en Perú (Lima), en Bolivia (La Paz y Cochabamba) y más tarde en el estado venezolano de Anzoátegui. Para mí fue increíble cómo funcionaron en esos países. Me gusta afirmar que cuando uno viaja a cualquier país tiene un “cheque al portador” y es el hecho de ser cubano. Esto se debe a que, realmente, nuestro arte tiene mucho prestigio y eso te abre caminos.
La gorda me ha abierto puertas de par en par, incluso, en mayo vamos a México a participar en el III Encuentro Latinoamericano de Pintura. Estos eventos son muy importantes porque favorecen el intercambio: el año pasado se efectuó uno en EE.UU. y me distinguieron con la categoría de Miembro de la Sociedad de Pintura Decorativa de Norteamérica. La pintura decorativa aún se entiende como la de caballete y con fines decorativos.

¿Cuál es la belleza que consideras tiene La gorda?
Desde pequeño me gustó hacer historietas, anteriormente hice una serie con flacas que parecían —aunque anoréxicas— muy sensuales y traídas de Europa, pero nunca llegaron a lo que quería. Luego nace “la gordita”, que tiene un toque caricaturesco porque siempre la coloco en el límite, en el extremo, para que sea simpática.
¿Por ejemplo?
En la exposición Se formó la gorda otra vez —que tuvo un carácter itinerante y comenzó en Ciego de Ávila, luego se exhibió en la Casa de la Poesía perteneciente a la Oficina del Historiador y después formó parte de la V Bienal de las Artes y de la Salud Mental que se desarrolló en la sede de la Unión Latina— está incluida la pieza “Tracción turística”. En esa obra aparece, “La gorda” manejando un bici-taxi, y la historia que narra el cuadro es muy contemporánea; también podemos tener a “la gordita” rentando un cuarto en La Habana Vieja titulada “El cuarto de Tula” y además de la vela que sirve para alumbrar hay una alusión a la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba; “La gorda” en un retrete tocando violín llamada “Inoportuna musa”. Se hace simpática por la situación que narra, independientemente, de que la gordita es afable y cariñosa.

"El cuarto de Tula"
Acércame a tu proceso creativo, ¿nace primero la historia y luego le das forma?
Primero nace la historia que, generalmente, la tomo de la calle. Casi todas las historias se las debo a la Oficina del Historiador de la Ciudad porque la mayoría nacen en La Habana Vieja. Por ejemplo, la pieza “Fusión” es una gorda vestida con traje de española, pero con unas maracas en las manos. Todas las historias salen del día a día y de observar a la gente en la calle.

















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© La Jiribilla. Revista de Cultura Cubana
La Habana, Cuba. 2010.
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NOTICIAS


Ronald Espinosa: De lo figurativo a lo abstracto (2010/03/24)
Por: Estrella Díaz

Fotos: Cortesía del artista
“Todas las fábulas que están atrapadas en mi obra se las debo a la Oficina del Historiador de la Ciudad porque la mayoría se desarrollan en La Habana Vieja y han nacido de la observación de la gente común”, afirmó el pintor Ronald Espinosa.
Igualmente, varios sitios de La Habana colonial – como La Casa de la Poesía y la sede de la Unión Latina – han acogido en los últimos tiempos la obra de este pintor que aunque de pequeño siempre le gustó dibujar, es de formación autodidacta.
Espinosa – conocido por la serie “La gorda” que por su frescura y espontaneidad ha tenido un impacto muy favorable dentro del público y la crítica – dice que “necesita un cambio porque en arte quien no se atreve ni gana ni pierde y, seguro, se estanca”.
Esa suerte de ascenso en su carrera podrá ser ponderado en octubre venidero cuando quede inaugurada en la Galería de Arte Malecón, enclavada en la capitalina barriada del Vedado, su exposición personal titulada “Una escalera grande y otra chiquita” que –según comentó en entrevista exclusiva a nuestra emisora Habana Radio – “es como una parábola que indica cómo en la vida uno tiene que valerse de muchas cosas para lograr las metas y, al mismo tiempo, deja establecido que puedo tener dos cuerdas: una grande y otra chiquita, y que ambas me pertenecen”.
No obstante, el artista tiene “ciertos” y justificados temores ante el cambio-ruptura porque asumir la abstracción encarna una gran responsabilidad dado, entre otras aspectos, por el gran nivel de síntesis que requiere. También habrá una variación de formato porque la abstracción, según él, impone mayores dimensiones. “Respeto mucho el abstraccionismo porque acercarse a él no es concebir garabatos ni mucho menos. No se trata de hacer una mancha cualquiera como algunos piensan”.
El año pasado participó – en calidad de “Invitado de Honor” – en la IV Convención de Pintura Decorativa efectuada en Colombia y próximamente, en abril, se realizará la V Convención a la que, nuevamente, acudirá y en la que impartirá un taller de creación; en mayo viajará a México para asistir al III Encuentro Latinoamericano de Pintura.
Estos eventos, comenta, son muy importantes porque favorecen el intercambio y el conocimiento mutuos, y recordó que en el 2009 fue electo Miembro de la Sociedad de Pintura Decorativa de Norteamérica, luego de asistir a un congreso efectuado en Estados Unidos y relacionado con esa especialidad.
Finalmente asegura que “ser cubano es como un cheque al portador” porque abre muchas puertas y caminos: “el arte cubano es de gran calidad y muy respetado en el mundo”, concluyó.